domingo, 7 de abril de 2013

El Fuego de Fiero (Parte 1)


Saliendo de mi casa, al poner un pie en mi garaje note como una sombra se abalanzaba a mi mano, justo a tiempo logré esquivar ese movimiento soltar las llaves de mi coche, lograr hacer una maniobra para robarle la 9 mm que cargaba en su mano derecha y logré apuntar a tiempo que el hombre volteaba a verme. Inquirí con mucha fuerza y le dije: "No quiero problemas, por favor solo vete, no tengo que lastimar a nadie". A lo cual el hombre respondió con un sarcástico: "No tienes el coraje para hacerlo".

Solo logré escuchar el ruido de cuatro casquillos cayendo al piso. El hombre yacía muerto frente a mis pies, agonizando dijo estas palabras: "Si yo muero vendrán dos, y si matas a esos dos vendrán cuatro... De nosotros no podrás escapar". Pasaron mil cosas frente a mi mente, mi universidad, mis amigos, mi familia, mi nombre, mi vida... ¿Quien era ese hombre? ¿Qué era lo que acababa de suceder? Sería mejor ir a mi universidad ya que iba tarde. Dejaría el cuerpo en ese lugar, cogí mis llaves y me retiré de ahí.

Una vez en la Universidad me sentía tan nervioso que no sabía que hacer decidí revisar mi horario, al encender la pantalla de mi móvil, un mensaje de un número desconocido acababa de llegar. Destinatario: DESCONOCIDO, mensaje: "Espero no alarmarte pero corres peligro, dirígete al salón de reuniones del decanato ahí encontraras un paquete, recógelo y nos vemos en los comedores de la terminal de buses". Fui a buscar el paquete y en verdad estaba ahí, sin nadie que me detuviera para recogerlo. Tome mis cosas y me fui de ahí.

Todo esto me parecía una cosa de broma, parecía mentira el haber matado a alguien y que me sucedieran todas estas cosas, estacioné mi auto cerca de la terminal de buses. Me dirigí a los comedores cuando de pronto cruzando la calle una figura se poso ante mi, parecía como si el tiempo se detuviera. Se acercó a mi y me dijo: "Solo esperemos que no sea demasiado tarde, y que el espíritu no te corrompa el alma". Para cuando iba a contestar sentí un ardor en el pecho, lo que parecía ser la mano de la figura me había roto el pecho y sentía un gran calor como si me desangrara.

Me arrodille en ese momento y sentí como si el mundo me diera mil vueltas, para cuando reaccioné la figura ya se había ido, mi pecho no tenía absolutamente nada y todo parecía como si hubiese ocurrido en mi mente. Incorporándome poco a poco sentí como en mi bolsillo el arma se calentaba, y cuando la saqué se partió en dos y tomando las dos mitades con ambas manos me guarde cada una en un bolsillo. El calor traspasó el pantalón quemando parte de mi carne y dejando ver dos nuevas armas, más pesadas y mucho mas fuertes.

Cuando llegué un hombre encapuchado me hizo una seña y fui hasta donde estaba el, me senté y le entregué el paquete. Entonces me dijo: "Has llegado en el momento justo, mi nombre es Saino, seré tu informante... Ya veo así que has conseguido las armas de Fiero, realmente no me imagino como se las has quitado, creo que pronto te explicaré todo esto por lo pronto quiero que recuerdes mi nombre, cuando me necesites solo piensa en ello y podré hablar contigo. Ahora eres sobrenatural muchacho, todo es posible ahora. Vendrá un enemigo y tendrás que poner a prueba tus poderes, te deseo suerte".

Y diciendo esto se levantó y desapareció en un parpadeo. Sentí como la presencia de alguien me quemaba en la espalda voltee a ver y vi a un hombre con un perro cuidando la salida del lugar, sabía que era algo extraño porque no suelen haber guardias de seguridad con ese aspecto tan poco profesional. Salir de aquel lugar me costaría algunas balas, pero no sería algo imposible con mis nuevos poderes, solo espero poder controlarlos...