martes, 20 de septiembre de 2011

El Tren del destino

La fecha no la recuerdo muy bien, era de día es lo único que puedo hacer referencia. ¿Qué sucedió? Subía el tren y me dirigía a un lugar el cual se me hace difícil saber donde queda... Fue en ese momento en el que la vi, sentada en una butaca del tren, admirando la vista de la ventana. Pregunte: ¿Puedo tomar asiento? Ella no respondió como era de esperarse. Ella se me hacia conocida de donde no lo se, pero la conocía...

Trate de no mirarla fijamente, y de reojo trate de asimilar quien era; Por fin logre identificarla, es cierto teníamos un pasado, pero ya nunca mas un futuro. Fue en ese entonces que admiré lo que pocas veces pude, una esplendorosa mujer llena de virtudes a la cual siempre me sentí atraído. No se en que momento paso ni como fue sucediendo pero sin decirnos nada ella volteo a verme y empezamos a besarnos de una manera inesperada. 

Fue tan intenso, tan hermoso y tan suave, como si nuestros labios fueran suaves terciopelos entrelazados. Llenándonos de pasión en cada movimiento, en cada abrazo, en cada caricia, en cada parte de nuestro ser. Sintiendo el rose de nuestros cuerpos en un bello amanecer el cual adornaba perfectamente nuestras ansias de placer y amor. Era un sentimiento tan puro, tan lindo que jamas en mi vida había logrado sentir hasta ese momento.

Era el momento perfecto, tenia la intención de llegar a más, pero ya era hora de retirarme, el tren llego a mi destino, y recogí mis cosas y me dispuse a irme... Ella, cubierta en llanto me dirigió la mirada y me dijo: "Gracias". Me pareció un momento extraño, pero de igual manera sonreí y le dije: "No tienes nada que agradecer, alégrate y vive hermosa dama". Estas palabras las dije mientras ella se marchaba en el tren con destino a lo incierto y yo seguí mi camino...

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