viernes, 1 de abril de 2011

Midiendo el sueño

En los últimos días me he dado cuenta que mi cuerpo no ha reaccionado como yo esperaba. Cada día el peso de la vida se vuelve mucho más duro y tengo menos tiempo para la diversión y necesito invertir mucho más en algo productivo para mi vida. Las materias van consumiendo cada parte de mi ser y voy sintiendo como si fuese una piedra que se hecha en un mar y va cayendo poco a poco en el agua sin tocar ningún tipo de suelo la cual le indique que ha llegado al fondo. 

Ahora las horas de sueño se han convertido en el máximo placer que puede empalagar y satisfacer mis necesidades. Contar los días no es problema, pero contar mis horas de sueño es una forma de decir lo tan bien o mal que me ha ido en un día. Claro que algunas veces no importa cuanto duerma, el sentimiento seguirá latente en ese momento. Es curioso todo lo que puedes llegar a pensar a partir de una cuantas horas de sueño que has tenido en el día.

Hoy encuentro un problema mucho mayor, ya que no recuerdo ni que estuve haciendo antes de acostarme, ni porque amanecí en una cama que no es mía, ni mucho menos en donde me encuentro. Es como si otra dimensión totalmente distinta a la que estoy acostumbrado habitar, bueno que en realidad lo único que cambio fue el color de la habitación y el calor que por el momento no existió ni creo que exista una vez prepare el cuarto para la siesta definitiva.

Me cuesta creer que pueda existir un mundo así, en donde las horas de sueño son los jueces de tu inefable comportamiento y que esto solo influye para ti y no para las demás personas. Mi triste y cruda realidad, en la cual estoy condenado por este momento a vivir. Si encuentro una manera de sobrepasar este mundo pues seria una barrera temporal, de lo contrario estaré vagando por aquí por los siglos de los siglos hasta encontrar alguna respuesta a mis preguntas...

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