Un fantasma ronda mi cuarto, que además de hacer destrozo y medio con mis cosas, destruye poco a poco lo más preciado que puedo llegar a tener en estos momentos, mi soledad. La única cualidad que compartimos es la del sadismo, ese disfrute del dolor ajeno que penetra en tu alma y se apodera de tu mente durante unos momentos y vuelve el placer como un dulce manjar que saboreas con mucho cuidado. Muchos lo llaman una enfermedad, otros un estilo de vida, claro puntos de vista para cada uno.
Me gustaría decir un par de cosas pero la verdad no se si puede escucharme. A lo mejor por eso se hace presente por medio de la soledad, para entablar una conversación conmigo. Tratando de llamar mi atención de mil maneras diferentes y todas o su gran mayoría son intentos fallidos. También quisiera que dejara de rondar por mi cabeza y que dejara a un lado esos pensamientos en los cuales obliga y presiona al corazón para que haga diferentes cosas.
He llegado a tal punto que me siento incómodo en mi propia casa. Me enoja ver cuatro paredes y un techo. Me siento como un tigre enjaulado, al cual se le puso en libertad pero no encuentra motivo, razón o circunstancia para poder andar libremente en los campos y praderas. Aunque también es una realidad que el lobo ande solo y que en muy raras ocasiones se le vea en grupos o manadas. Es como escoger entre la espada y la pistola.
El cansancio se hace presente en mi vida, y no permite que me mueva mas allá del cuerpo. Lo curioso es que con mi alma puedo ir a donde yo quiera, a lo mejor podría visitar todo el mundo con solo imaginarlo. Paisajes hermosos, puestas de soles maravillosas, alguna vista bajo el océano o incluso hasta la punta mas alta de alguna montaña o volcán. Existe una frase que me llama mucho la atención: "El conocimiento no puede trascender la Fe". Piensen en ello...
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